lunes, 11 de junio de 1571

Edad:
44 años

Última misa en el Monasterio de prestado

Viendo el Rey que la parte del Monasterio que ya estaba concluida era posible habitarla, dispuso se habilitasen las habitaciones necesarias, y el 11 de junio de 1571 asistió a la última misa que se dijo en el Monasterio de prestado, la cual dijo el prior Fr. Hernando de Ciudad Real, y a la que asistieron, entre otros, don Antonio de Toledo, el duque de Feria y el conde de Chinchón.

Al día siguiente, Fr. Juan del Espinar(1)dijo una misa, consumió el sacramento y se mataron las lámparas.

 

Nota (1)

Fray Juan del Espinar.

- Profeso primero de Nuestra Señora de Guadalupe y luego de San Lorenzo del Escorial, donde hizo segunda profesión. Era natural de El Espinar (Segovia), donde su padre era hacendado. Conventual de Guadalupe en el capítulo privado celebrado en Guadalupe el año de 1553 sobre el Colegio de Salamanca, del que llegó a ser Rector en 1561, y en abril de 1561 estuvo como tal rector en el capítulo general celebrado en esa fecha. En octubre de 1563 le reclamó el prior de San Lorenzo, fray Juan de Huete, para que viniera de Procurador. No son exageradas las palabras laudatorias dedicadas a este monje, en las que se le compara con Fr. Antonio de Villacastín que gozó de admiración universal.

La valía de Fr. Juan del Espinar se comprende bien, a la vista de los esfuerzos que el propio Felipe II hizo para incorporarlo a la nueva comunidad que se estaba constituyendo en San Lorenzo, formada por monjes de las más diversas procedencias. En mayo de 1563, el Prior Fr. Juan de Huete escribió al Secretario del Rey, Pedro de Hoyo: “Y también hay necesidad que se le escriba [al General de la Orden] cómo Su Majestad será servido en que Su Paternidad provea en cómo el padre, Fr. Juan del Espinar, Rector que al presente es del colegio que se edifica en Salamanca, le mande renunciar su oficio de Rector y venga a ser Procurador en esta su casa de San Lorenzo el Real, porque he sido informado que para entender y poner buena orden en ciertas dehesas y haciendas que ha comprado para dote de este su monasterio y lo que más piensa comprar, el dicho padre tiene mucha noticia de ello y habilidad y solicitud para saberlo aprovechar y acrecentar y poner en buen punto y también está diestro en cosas de fábrica porque ha edificado aquel colegio”.

Al requerimiento del Rey, el General, siempre proclive a satisfacer los deseos reales, contesta pocos días después: “Lo que toca a la provisión del Rector de Salamanca, hácese muy gran daño a aquel colegio, porque el Padre Rector  entiende aquella obra y sacarle de allí sería gran perdimiento; yo pensaba de proveer otro padre honrado que ha sido prior y tiene noticia de oficio de procurador, y pensaba que lo hiciera bien, no obstante esto, pues Su Majestad lo manda, aunque se pierda todo, yo le enviaré a llamar y trataré con él esto que V. M. me escribe”.

Las reticencias del General a retirar a Fr. Juan del Espinar del Colegio de Salamanca estaban justificadas. Contaba dicho Colegio en aquella época con una larga y desgraciada historia. La idea inicial de su construcción databa de 1511, en que se pensó erigirlo junto al Monasterio de Nuestra Señora de la Victoria de esa ciudad, pero pocos años después se cambió de idea y se pensó en hacer sólo el Monasterio. En 1539, como resultas de un pleito que sostuvo la Orden con el Monasterio de Guadalupe, salió éste penitenciado con la obligación de construir a sus expensas el colegio salmantino, pero en 1543 la Orden le exoneró de esta obligación y la asumió ella, pero con ello tampoco arrancaba la nueva fundación, y en 1553, el Capítulo Privado le encargó de nuevo a la casa extremeña que se hiciera cargo del Colegio, pero esta vez a cambio de ciertos privilegios sobre el mismo. En las fechas de que se trata, gracias a la actividad de Fr. Juan del Espinar, profeso de Guadalupe, por fin parecía que la situación se encarrilaba, de donde venía la contrariedad del General por tener que prescindir de tan valioso elemento. Pese a ello, se incorpora a San Lorenzo, y a partir de ese momento su actividad va a ser incansable, volcado como Procurador en la constitución y administración del patrimonio que Felipe II puso a disposición del Monasterio como patrimonio dotacional.

Según el Padre Sigüenza, era “hombre que a juicio de todos tenía habilidad e inteligencia en cosas de hacienda, pareció que era a propósito para esto; dieron parte al rey, y vista la buena relación de su persona, holgó que le trajesen para que administrase la hacienda; vino y entregósele toda”. Su actividad fue intensísima y decisiva en la fase de formación de San Lorenzo y de su hacienda, pudiendo afirmarse que todo negocio que sucedió en aquella casa en los primero años de su existencia pasó por sus manos. Llegó a contar con la absoluta confianza de Felipe II, que le encargó los más arduos y complicados asuntos. En febrero de 1566 tomó posesión de la abadía de Párraces, que había sido anexionada a San Lorenzo.

Hizo segunda profesión en San Lorenzo el 28 de diciembre de 1567. Fue el primer monje profeso de San Lorenzo, por expreso deseo del Rey. Sus innumerables gestiones a favor del monasterio le obligaron a frecuentes desplazamientos a la Corte y a otros lugares. Representó al monasterio de san Lorenzo, como su procurador en varios capítulos generales (1567, 1576, 1579 y 1582), siendo elegido Definidor en los de 1576 y 1582.

Falleció en el Nuevo Rezado de Madrid el 21 de enero de 1583. Sus restos mortales fueron trasladados al Escorial, donde reposan en la sepultura número 10 del monasterio. Según su Memoria Sepulcral, “Fue Religioso de buen ejemplo, humilde y pobre de despreciado talle y gesto, a quien el Rey Don Felipe, nuestro señor y fundador, hizo particular favor y merced. Tuvo tanta gracia con su Majestad que se puede decir su boca era medida. No había para él puerta cerrada, entraba y salía en sus aposentos y de la Reina como en su celda, tan sin artificio, respectos ni cortesías, sino con una llaneza y libertad puramente sancta de que pienso gustaba mucho el Rey”. Las  actas capitulares de san Lorenzo contienen numerosísimos acuerdos por los que se encargaba a este monje diversos acuerdos relativos a la hacienda del monasterio.

-Fernando Pastor Gómez-Cornejo en

"Referencias biográficas y bibliográficas de los monjes de la OSH"  

Madrid, 2020.

- Fernando Pastor Gómez-Cornejo.

Las Memorias Sepulcrales de los Jerónimos de San Lorenzo del Escorial.

San Lorenzo del Escorial.

Ediciones Escurialenses. 2001.

Tomo I. Pág. 184, 185, 186, 333.

 

 

 


Fuentes

Lorenzo Niño Azcona,

Felipe II y la villa de El Escorial,

Madrid, 1934.

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