sábado, 16 de julio de 1580

Edad:
53 años

Cómo llegó el exército a Setúbar y la puso cerco.

Los diez y seys de julio partió el exército a media noche y, marchando la cavallería a media rienda, llegó en siendo de día a vista de la mar sobre la villa de Setúbar, la qual tiene tres mil vezinos, y es muy fuerte de cercas y muros, en los quales, por la una parte bate la mar, donde havía para defensa de aquella playa veynte y cinco naves, y las cinco de alto borde y todas bien artilladas,  y en ellas mucha gente de pelea, y tres gruessos galeones, y en las torres de la villa tenían levantadas quatro banderas de guerra. Y como huviessen tenido noticia en aquellos días que yvan los Castellanos, havían embarcado para Lisboa muchas mugeres, niños y viejos, oro, plata, dineros y buena ropa; y otros que vivían en los arravales se entraron en la villa con su gente y haziendas, de modo que havía quedado poca que no fuesse de pelea en la villa, y bien proveýda de municiones.

Y en una montaña muy alta junto a Setúbar, a la mano derecha, estava una villa con un gran castillo en lo más alto, que se llama Palmeda; tiene mil y quinientos vezinos, donde havía dozientos ginetes y quatrocientos soldados, sin la gente de la villa, en la qual y su castillo havía mucha artillería assestada a la parte donde hizo assiento nuestro exército, y Setúbar tenía su artillería puesta por la misma orden. Y el real se plantó en medio de las dos baterías, de Palmeda y Setúbar, que las pieçasd e ambas partes podían hazer su tiro adonde nuestro real estava. Y como huviessen llegado primero nuestros ginetes a reconocer, quiso uno d’ellos acercarse tanto a los muros de Setúbar que salieron ginetes portugueses y le cautivaron, llevándole con tanto estruendo como si huvieran vencido unexército, y cautivaron quatro soldados de quatro compañías que con nuestros ginetes havían llegado; y haviéndolos interrogado los portugueses para saber el número que traýa nuestro exército, los dexavan andar por la villa, y diéronse tan buena maña que se libraron y vinieron al real.Y el ginete que havía estado cautivo tuvo tanta astucia que haviéndole preguntado el número de nuestro exército, les dixo que no venían más de quatro mil hombres, como fuesse verdad que veníande pelea más de treynta y cinco mil. Y con esto que el ginete les dixo se animaron mucho y mostravan gran esfuerço, y nuestros ginetes les cautivaron ocho viñaderos que guardavan muchos pagos de viñas que allí havía, y de noche servían de espías; y con ellos un negro que dixo ser de don Antonio, plático,y para negro buen soldado, venía a la gineta con un arcabuz, el qual con los demás cautivos llevaron al Duque. Y luego que llegó la cavallería al puesto que havemos contado, se puso en esquadrón y los continos que yvan en vanguardia se quedaron en  ella junto a Setúbar y a vista de las naves,dexando por las espaldas a Palmeda y su castillo, en el qual havía quatro banderas de guerra levantadas en lo más alto, y allí estuvieron los nuestros con mucho ruydo de trompetas.

Y luego mandó el Prior, don Fernando de Toledo, que en un montaña que estava en frente de la cavallería subiesse el tercio de Nápoles, y luego que subieron dieron una ruciada a los de Setúbar que estavan en lo alto de los muros, y ellos repondieron con otra, y haviéndose mosqueteado gran pieça,cessaron, y toda nuestra infantería, formados los esquadrónes, començaron a plantarse en muchos cerros y montañas que alrededor havía, de las quales, aunque estavan fuera de tiro, con facilidad podían llegar a hazerle, siendo tiempo. Y ansí estuvieron todos por la dicha orden en sus puestos hasta las cinco de la tarde, y havía dos días que los cavallos no comían cevada, que no la huvo por donde havían caminado,y de lo que se havían sustentado era lo que roçavan en el campo algún breve rato; ni tampoco huvo agua para darlo a bever en más de treynta horas; ni la gente havían tenido qué comer sino alguna fruta y uvas por madurar que topavan, porque  el carruaje del bastimento quedava muy atrás. Y estandolos hombres y cavallos tan necessitados, tomando alojamiento en las viñas, començó a baxar gente decavallo colada de Palmeda, los quales venían tan encubiertos con mucha espessura de grandes fresnos yolivos, que quando fueron sentidos de los nuestros, ya baxavan por una gran ladera con ánimo de llegar si pudieran a los carros de nuestra pólvora que cerca de allí estavan, para darles fuego.

Y como fueron sentidos se dio arma, y luego acudió nuestra cavallería, e ývala siguiendo la infantería, todos con tanta presteza que los enemigos dieron en huyda, y como se emboscassen por una ladera de la montaña, sobre que estava el castillo, y no pareciesse nadie, nuestra cavallería se sossegó, y dejando buena guardia y centinelas a los carros de la pólvora, començó a dar la buelta hazia donde el real havía hecho su asiento, y en muy breve rato por otro lado se devisaron los enemigos, y començó otra arma, y nuestra cavallería bolvió las riendas con grande ímpetu hazia la parte donde los havían descubierto. Y como los enemigos lo entendieron, se tornaron huyendo a lo alto donde estavael castillo, en el  qual se recogieron, y los nuestros se bolvieron a tomar alojamiento.

Es de saber que luego como llegó el real este mismo día a Setúbar, como está dicho, se acercaron a los muros quatro mosqueteros del tercio de Nápoles, tanto que pudo llegar la palabra, los quales dixeron a los que estavan en lo alto que porqué no se rindían, pues vían venir sobre sí la fuerça de Castilla, de lo qual los portugueses hizieron gran escarnio y respondieron a bozes: «Allegaos aquí todos, castellanos perros, que aquí está la forneyra que os lo dirá, y primero que lo veáys hemos de bardar nuestras viñas de huessos de castellanos». Esta respuesta causó en los nuestros gran risa y no les quisieron replicar. Y los Portugueses despacharon luego a don Antonio una caravela de aviso a Lisboa con lo que passava, la qual por tener el viento contrario amaynó velas y navegó a remo, y con este alboroto unas monjas de la orden de sant Juan, que en Setúbar havía, desampararon el monesterio y fuéronse con doña Madalena Girón, Duquesa de Avero, y hermana del Duque se Usuna, a un lugar suyo que llaman Acitón, dos leguas de allí, y el Duque se aposentó en el monesterio, donde hallaron mucha ropa de camas yaxuares, todo lo qual mandó guardar y que se lo bolviessen a las monjas.

Y este día los del castillo de Palmeda mataron desde lo alto dos cavallos a nuestros ginetes, y los de Setúbar quatro soldados desde los muros, de los quales los nuestros derribaron cinco portugueses;y una bandera, de quatro que se parecían en lo alto, cayó de un mosquetazo. Y quando los nuestros se desviavan de los muros salían de la villa ginetes y andavan junto a ella escaramuçando en seco, sin tener allí con quien pelear, y en esto anochecía, y tocando a recoger, pusieron cuerpos de guardia y centinelas,y la cavallería estuvo aquella noche en alerta sin desarmarse, y los cavallos sin quitar las sillas.

Fuentes

Antonio de Escobar, "Verdadera recopilación de la felicíssima jornada que la Cathólica Magestad del rey don Felippe nuestro señor hizo en la conquista del reyno de Portugal", impresa en Valencia, en casa de la viuda de Pedro de Huete, en 1586.

ed. de Amparo Alpañés

Anexos de la Revista Lemir (2004)

Universidad de Valencia.

 

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