martes, 18 de octubre de 1580

Edad:
53 años

Cómo Sancho de Ávila dava orden en que se buscassen barcas para passar a Duero, después que se huviesse ganado el burgo de Oport

Estava Sancho de Ávila en la Rifana con mucho cuydado, porque se vía estar a cinco leguas de don Antonio, y le faltavan alguas vituallas y barcas para passar a Duero, depués que huviesse ganado a Vilanova, que es el arraval de Oporto. Y es de saber que el río Duero va por aquella tierra muy hondo, y tan ancho a causa de que quando allí allega se le han juntado tanto número de ríos que sería cosa impossible hazerle puente; y de la una parte del río hazia la Rifana está el arraval de Oporto, y del otro cabo la ciudad, por manera que el río divide la ciudad y su arraval, y ningún remedio havía para traer barcas, porque aunque en Avero, diez leguas de allí, las havía, no se podían traer porque havían de venir forçosamente por tierra, y no havía carros en qué traerlas, porque en aquella tierra nunca los huvo, ni podrían rodar a causa de ser la tierra muy áspera.

Y don Antonio havía mandado quemar y echar a fondo muchas barcas que havía en la orilla de la ciudad de Oporto, y que pena de la vida ninguno passasse de la otra parte de Duero al arraval. Y estando Sancho de Ávila por este respeto suspenso y detenido, acordó de embiar al Capitán Serrano con treynta ginetes a un lugar comarcano que llaman Ranela, el qual es de un Conde que dizen de Feria, para que allí buscasse si havía algunas barcas, porque havía sido informado que las solía haver.

Y el Capitán Serrano, con esta orden, fue al dicho lugar de Ranela, y quando llegó havía poco rato que era partido de allí el Conde de Feria con cinco barcas que allí havía, en las quales yvan con él a la ciudad de Oporto su madre y una hermana, y toda su casa, por desviarse del daño que le pudieran hazer en ella los soldados de Sancho de Ávila; y si el Capitán Serrano acertara a llegar antes que el Conde partiera, sin duda le procurara quitar las barcas y llevarle preso con toda su gente. Y visto que no havía más barcas de las que el Conde havía llevado, le fue forçoso bolverse al campo, y también porque havía reconocido cavallería de los portugueses, que llaman africanos, de los que estavan con don Antonio, los quales le dieron carga como vieron que se yva retirando.

Es de saber que estos africanos son un género de hidalgos portugueses que ganan la hidalguía sirviendo quatro años al rey en las fronteras de África, a su costa, conforme a una antigua costumbre que d’ello ay en aquel Reyno. Y como llegó al campo y huvo dado cuenta a Sancho de Ávila de lo que havía acaecido, se dio otra orden,  y fue que luego bolviesse el río abaxo con diez y ocho arcabuzeros a buscar si havía barcas, y tomando una guía partió a un lugar tres leguas de Oporto, que llaman Carboera, porque tuvo nueva que estava allí una barca que solía passar gente. Y como llegasse cerca de Duero puso los diez y ocho arcabuzeros cerca de la orilla en emboscada, con orden de que si oyessen disparar un pistolete, que él llevava escondido debaxo del braço, al punto acudiessen. Y luego él y otro soldado se desnudaron de sus vestidos y se pusieron unos sayos de pobres y sin camisas, con çaragüelles muy rotos, sin llevar medias calças, ni çapatos, y las cabeças sin sombreros, se allegaron a la orilla de Duero, en frente de donde vieron estar la barca, y con cautela, fingiendo que venían huyendo de los castellanos, porque los havían desvalijado y tratado mal, fingiendo como ellos fingían para con los de la barca ser portugueses, y assí hablavan su lengua, dándoles a entender que por esta causa yvan desnudos, y ansí davan grandes bozes a tres portugueses que estavan dentro de la barca de la otra parte de Duero que viniessen a passarlos, porque venían en servicio del Rey don Antonio.

Y los tres portugueses respondieron que no querían yr a passarlos, y el Capitán Serrano bolvió a importunarlos, offreciéndoles por ello buena paga, y los portugueses de la barca con la codicia del interés, y pareciéndoles que no venían más de dos, acordaron de yr con la barca y passarlos, y como llegaron a la orilla, en esse punto el Capitán Serrano disparó el pistolete y se entró en la barca, y en pos d‘él se entró su compañero, y gritando: «Aquí del Rey», asió el Capitán Serrano de un remo, y los portugueses quisieron tomar sus espadas, mas no les dieron lugar para ello porque el capitán dio a uno con el remo un tan gran golpe que dio con él dentro del río. Y a este tiempo llegaron los diez y ocho arcabuzeros que havían quedado emboscados, y tomaron la barca y no quisieron matar a los portugueses.

Fuentes

Antonio de Escobar, "Verdadera recopilación de la felicíssima jornada que la Cathólica Magestad del rey don Felippe nuestro señor hizo en la conquista del reyno de Portugal", impresa en Valencia, en casa de la viuda de Pedro de Huete, en 1586.

ed. de Amparo Alpañés

Anexos de la Revista Lemir (2004).

 

 

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