martes, 2 de enero de 1568

Edad:
40 años

El Duque de Alba informa de sus gestiones en Flandes.

S C. R. M.:

La carta que V. M, fué servido escribirme a los 22 del pasado, recibí a los 10 de éste. Gracias a Dios que V. M. tiene salud. A el plega continuallo como la Cristiandad lo ha menester, que no será poco.Yo me he pasado a esta casa de V. M. por estar aquí a mano los Consejos privados y finanzas y el de los rebeldes, que por poder yo asistira él he puesto en el aposento alto, donde estaba la Reina, y yo subo por la escalera de la estufilla, donde estoy ahora escribiendo con una buena carga de leña en el horno y no me satisfago aún.

He holgado con este tiempo por poder tener hielos para V. M., que estaba ya desconfiado de ellos por la blandura que ha hecho hasta, de cinco días a esta parte, que ha comenzado a helar. Yo doy toda la priesa que me es en el mundo posible a despachar estos negocios de rebeldes. Lo que se ha hasta ahora hecho envío una relación al Presidente para que V. M., siendo servido, la pueda ver. Yo espero que muy brevemente se resolverá todo para hacer la primera ejecución de sangre que, hasta aquí, no he querido sacar gota por no comenzar por desventurados y que dijesen que me asía a los que poco podían.

La Reina de Inglaterra diz que se maravilla cómo no se ha castigado alguno de los grandes, y yo creo que no será ella sola; pero yo he procurado justificar la causa del castigo mucho, que, en poniendo la mano en ello, vi que se podía hacer, y así por esto, como porque los que han sido culpados en esto, no lo han sido con las armas en la mano, sino siempre debajo del nombre de servidores de V. M., han hecho lo que han hecho. No se puede despachar como la Reina piensa, ello se hará muy como conviene al servicio de V. M. Si yo no viera que podía hallar ropa, V. M. crea que, satisfecho mi ánimo de que lo merecían, a tercero día hiciera el ejemplo, y téngole por mucho mayor cuando se hace a sangre fría. En tiempos estamos que se muestra bien los inconvenientes, ¿qué hubiera si no se hubieron éstos prendido? V. M. no podría creerlo, que general y particularmente se desea ayudar en estos países al uno de los presos. En lo del gobierno, yo comienzo a entender, pero con tiento, por estar tan a obscuras de todas las instrucciones, usos y costumbres y aun corrupciones que en todo esto hay. En esta parte hay bien que hacer y pocos con quien poder enmendar lo que hubiere menester enmienda. Yo no sabré ahora decir nada a V. M.; todo se me va en informarme, pero yo espero en Dios que presto se podrá atender a la orden de todo. Veo muchas cosas que obstan terriblemente al poderse hacer justicia como conviene.

En lo que V. M. me manda que procure no sea Dios ofendido en público, se tiene todo el recato y recaudo posible; lo que se hace es de sus puertas adentro, que es a lo que se ha de atender de remediar, pero ha de ser el postrero remedio, aunque se ha de ir luego con este principal fin y, para esto, serán de general provecho los obispados, lo cual yo voy, como tengo escrito a V. M., tratando, y le daré priesa.

El Legado que manda V. M. le avise para cuándo será menester y qué es lo que habrá de hacer. Lo que él ha de hacer ha de ser admitir al gremio de la Iglesia los que pidieren misericordia y absolvellos y tratar de la reformación de los eclesiásticos, conforme al Concilio de Trento, porque los obispos se quejan que no pueden con sus clérigos, que les apelan para Roma y que son pobres y no pueden seguir las apelaciones, y para lo del admitir los culpados, será menester luego, porque como se haya hecho esta primera justicia, como tengo dicho a V. M., será menester luego entrar a componer una grandísima parte, para sacar un buen golpe de dinero para los gastos de V. M. y yo no he de componer ninguno, si primero no está absuelto, y por esto será menester tener luego a la mano quien lo pueda hacer, o Legado, o que S. S. envie facultad a alguna persona acá que lo pueda hacer; también será menester el Legado para si se han de reformar algunos monasterios de claustrales.

He dicho a V. M. de la manera que pienso sacar el dinero que se ha de sacar por una vez; en lo de la renta ordinaria, he ya comenzado a dar principio y hecho a Barlemont, Viglius y Norcarmes y Tesorero general, que es menester que esto se mire, que ellos miren los medios que para ello serán más convenientes, porque no haciéndose esto,  ni V. M. ha menester de venir aca, ni yo parar más a componer las cosas de aquí, ni ellos parar en sus casas, sino buscar donde vivir, porque aqui no lo podrán hacer. Todos me dicen que es verdad que es menester.

Ahora me ha dicho Barlemont que él y el Tesorero andan hallando medios y expedientes para que V. M. pueda por una vez, sacar un buen golpe de dinero, que, de hacello renta, no creen que el país vendría en manera del mundo en ello. Yo no he querido Ir a la mano a esto, sino ver los expedientes que me traerán, que aquellos me serviran para lo que yo pretendo de la perpetuidad, con otros que yo tengo que quizá no vernán en su memoria.

Yo me daré toda la priona que en el mundo me será posible y yo espero que V. M. será bien servido, y yo iré siempre avisando a V. M.de lo que hubiere para que me mande lo que habré de hacer, que no creo que tengo de quien fiarme, sino de V. M. y estoy tan recatado, que aun de V. M. no enteramente.

A lo de los castillos no he aún comenzado mha que el de Anvers, porque ando con este loco do Pachote que no lo puedo tener, sino que se ha de ir Italia, que su mujer y sus hijos se mueren de hambre y que ahora, de nuevo, ha desengañado el Duque de Alburquerque a su mujer que no le ha de dar nada. Es una guerra abierta la que hay entre el Duque de Alburquerque y él. Suplico a V. M. envíe a mandar lo que se ha de hacer con él, para sus pagas, por que se aquiete, que no hay duda sino que ahora ningún hombre hay como él.

Aquello de Gelanda quería mucho asegurar y poner allí hombre de mucha confianza y como no los conozco, no sé de quien echar mano. Propusieronme, luego que aquí llegué, uno a quién di la tenencia de Ramequin, por provisión, hasta que V. M. lo mandase proveer; no ha ido aún, porque yo lo ho traído en otro negocio y no me ha parecido hombre blen asentado.

Las bandas de los presos y huidos están descompuestas mucho, y no he osado encomendar a nadie el tornallas a poner en orden, porque no se llamasen a posesión hasta que V. M. las provea a quien fuere servido sólo he encomendado, por ser toda de Artues, los de Brederroda, al Vizconde de Gante, que la junte para la muestra. Las del de Orange y Horneestaban muy mal paradas; éstas he hecho juntar en mi nombre, poniendo por teniente a Morbec, Gobernador de Avenas, porque el que aquí estuviese, será creo yo necesario que lo tenga y, paresciéndole a V. M. otra cosa, se podrá tornar a partir en dos y, si manda V. M. que se haga luego la particlón, me mandará avisar porque, como la tenga en orden, que haciéndose en mi nombre se hará brevemente, luego se dividirá mandándolo V. M.

Para el Abadia de San Pedro de Gante se han hecho las informaciones por orden de Madama, y me las han ahora traído; no los he visto, ni querido que se abran, que no sé con quién vellas; ando también informándome de otros hombres; como tenga hecha alguna más diligencia, lo enviaré luego todo a V. M y podrá V. M. estar cierto que no habrá dinero en esta información si yo puedo.

La venida de V. M. sea mucho enhorabuena cuando mandare. Lo de la Hacienda querría mucho tener despachado, porque será cosa en que quizá se habrá de hacer con algún descontento, y todo lo que se ha dehacer con algún descontento y violencia queria yo tener hecho antes que V. M. viniese, que el desagrado todo cargase sobre mí.

Yo espero que, con muy pocos meses que V. M. se detenga acá, podrá acabar lo que hay que hacer, si no saliesen otras cosas, que ahora no las puedo yo alcanzar; no sé si V. M. querrá traer a la Reina nuestra señora; harto es de considerar el ponella en pasar la mar; pero no es poco lo que hay que mirar en su quedada, sino muy mucho. V.M., con su prudencia, lo resolverá y será lo que resolviere lo más acertado. V. M. tiene muy gran rarade holgar con hijas que, a mi opinión, son mucho mejores para el estado de los negocios de V.M. que los hijos.

Nuestro Señor guarde, etc.

A.A. C 65-203

Fuentes

Berwick y Alba, duque de, Epistolario del III duque de Alba,a

3 vols (Madrid, 1952)

Número  693, vol 2

S. M.-Bruselas, 20 enero 1568.

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