domingo, 23 de abril de 1564

Edad:
36 años

Carta de Felipe II á Margarita de Parma.

De Valencia á 23 de abril de 1564.

Da noticias de su salud y de su hijo el Principe D. Carlos, mejorado de una enfermedad que habia tenido—Dice que se alegra det mejor aspecto que habian tomado las cosas de Flandes despues de la llegada de Armenteros—El Cardenal Granvela sale de Flandes—Buena voluntad del Conde de Egmont—Vuelta de los nobles al Conse jo—Merced hecha á Montigni—Escribe Felipe II al Embajador en Roma para que se interese con el Papa á favor del Principe de Orange—Desaprueba la mudanza de librea que habian hecho los nobles — Guarnicion de Valenciennes—Abadias y pensiones—Proceso de Boacio - Queja contra el Margrave y contra los jueces de Amberes — Presidente de Holanda—Simon Renard—Gobierno de Lila— Ida de un inglés de parte de su Reina—Interés de Felipe II en el casamiento del Principe, hijo de Margarita Gobernadora de los Estados de Flandes.

Dos cartas de vuestra mano he recibido de veinte y siete de hebrero y veinte y nueve de marzo, y holgado con ellas cuanto es razon. Quisiera poderos responder de mi mano; pero los negocios y ocupaciones que aqui se me han ofrecido no han dado lugar á ello, y tengo por muy cierto lo que decis que holgais siempre de saber mis buenas nuevas y del Principe mi hijo.

Yo tengo salud gracias á nuestro Señor, y él ha estado con calenturas dos dias, pero con haberle sangrado está con mejoria, y espero en Dios le dará entera salud.

Mucho he holgado de entender lo que me escribis tan particularmente del mejor camino que han tomado las cosas despues de la llegada de Armenteros, y os agradezco mucho lo que en ello trabajais y decis que haréis por mi contentamiento y beneficio de esos Estados, lo cual yo estimo en tanto que no sé con que palabras agradeceros sino con quereros como os quiero, y tener deseo de mostraros esta buena voluntad con las obras que la vuestra merece.

He visto lo que pasastes con el Cardenal de Granvela sobre su ida (1), y él se resolvió bien y á buen tiempo por las causas que decis, y habeis hecho muy bien en avisarme de lo que en ello pasó y lo que os dijo el Conde Degmont sobre su vuelta.

Agora verémos como se encaminan las cosas y segun aquello asi se verá en ello lo que converná, y cierto como decis sino hubiera tales causas no habia porque privarme de un tal ministro y que sé yo que me sirve con aficion y cuidado.

Cuanto á la quedada del Conde Degmont, me ha parecido muy acertada la determinacion que hicistes por que cierto él os podrá ayudar mucho con su asistencia, y yo sé que ninguno lo hará con mas aficion y voluntad por el celo que tiene por mi servicio y bien de esos Estados: yo le respondo de mi mano animándole á ello.

He holgado mucho que esos señores hayan tornado á entrar en Consejo (2) como se lo mandé: yo no respondo á su carta que me escribieron los tres por ser en respuesta de la mía y (3) porque escribo á cada uno dellos aparte, y mostrándoles la confianza que es razon de su aficion y voluntad que tienen a mi servicio, y vos haréis allá lo mismo; que agora que tienen quitado el estorbo (4), se podrá ver bien lo que ellos hacen y si cumplen lo que en esto han ofrecido.

Visto lo que escribis con la buena voluntad que se emplea Mos. de Montigni en lo que se ofrece de mi servicio y lo que escribis á S. M. y á mi me ha servido, y lo que vos por el me suplicais, le he hecho merced de otra recompensa en lugar del miembro que tenia Curriere: vos se lo diréis y encargaréis que continúe lo que hace en mi servicio.

Al Principe de Oranges tambien escribo como allá veréis, y sobre las cosas de su principado escribo muy encarescidamente á mi embajador en Roma para que haga con S. S. el oficio que conviene; y yo tengo por cierto que no hará S. S. novedad con haber entendido lo que escribo sobrello y la justificacion del Principe.

En el negocio de la sal he visto lo que me escribis, y en la carta en francés respondo como veréis, que no se puede mirar en ello hasta Madrid, y se anda mirando si convendrá mudar otra manera de negocio.

En lo que me representais de las necesidades desos Estados, yo las veo y entiendo, y me pesa que no se pueda hacer mas en el remedio dolfas, aunque yo no me descuido ni descuidaré en hacer lo posible.

Cuanto á lo de las ayudas, por la carta en francés os respondo lo que veréis, y espero que pues estaban en tan buenos tercios, con vuestra gran diligencia y prudencia , y con el ayuda y asistencia que teneis, se acabará bien, y asi os ruego que lo apreteis como veis que conviene, y me deis aviso de lo que se hiciere; y en lo del ayuda para lo de las guarniciones es muy necesario que se haga diligencia para quitar aquella condicion de la generalidad de los Estados porque en ninguna manera conviene; y que se procure lo del curso porque seria gran cosa tenerlo cierto, pues de acá seria imposible proveerse.

Lo de la librea (5) me pareció muy mal, y que vos tuvistes gran razon de reprendérselo y procurar que se deshiciese. En lo que hicistes hablar de mi parte á Armenteros con el Canciller de Brabante, me parece que se acertó mucho para que mire de aqui adelante mejor lo que hace y como se gobierna, y cuando viéredes que hay buena razon, se torne á acabar la plática porque asi es menester para que haga efecto.

Cuanto á los pensionarios de Alemania , en la carta en francés seos responde, á que me remito.

En lo de Valencianes he visto lo que decis del gasto que se recresce con la guarnicion que alli se tiene, y si se pudiese escusar podréis hacer que se vaya despidiendo poco á poco; pero si ha de traer inconveniente, entretenerlahéis y avisarmehéis de ello para que se mire de don de y como se podrá proveer.

En el particular de las abadias os respondo en la carta en francés: en lo de las pensiones que se puedan redimir, si se pudiere acabar con S. S. que lo pase, yo holgaré dello; pero el otro punto que dice que yo haya de pasar por la eleccion que se hiciere por los mas votos, y no quedarme la facultad de nombrar sino al que fuese elegido, ya vos veis el daño é inconveniente que esto trae por privarme yo de la nominacion, y asi en todo caso querria que procurásedes que esto se quitase ó se moderase de manera que no fuese en perjuicio del derecho que yo tengo de presentar por el indulto de su Santidad.

En lo de Boacio he visto el proceso y sentencia que se dió absolviéndole, y segun se vé no se hizo justicia porque habia causas bastantes para condenarle á galera; y hicistes muy bien en llamar al Magrave, y mandarle que mire mucho como vive, por si pudiese haber ocasion de tornarle á prender y enviarle acá, del cual os ruego, hermana, que tengais y hagais que se tenga particular cuidado porque no es tanto por él solo cuanto por lo que resultaria y se podria saber destos reinos, y avisarme de lo que se hiciere.

Aunque lo que dijistes y escribistes al Magrave debria bastar para quél se enmendase y usase mas diligencia en lo de la religion y castigo de los culpados; porque esto no me paresce que basta, y no conviene que un cargo de tal calidad y tan importante esté en hombre tan flojo y descuidado, y que no usa bien su oficio, convernia qui tarle el cargo, y asi os ruego que vos mireis la forma que habria para ello y me lo aviseis luego.

Y pues los de la ley de Anveres lo hicieron tan mal en la decla racion del dicho Boacio, si esto llegare á tiempo ordena réis que ninguno de aquellos se ponga en los de la ley deste año, que asi conviene y me haréis en ello placer, sino fuere los que forzosamente lo hubieren de ser.

Muy bien me pareció lo que pasastes con el presidente de Holanda, y la mano que le distes fué muy necesaria, y espero que aprovechará. La misma diligencia será bien que hagais con los otros ministros, animándoles y reprendiéndolos segun veréis convenir; que si no se tiene gran cuidado de lo de la religion y de la administracion de la justicia, todas las otras diligencias serán de ningun fruto; y pues en lo de la religion estan dadas tan buenas órdenes, vos proveer (6) que se guarden en todo caso.

Lo que decis que haréis en lo de la primera que os envie para los cient mill florines, está bien que se haga ansi; y sobresto veréis lo que os escribo en francés.

En lo de Renart he visto lo que parecia al Cardenal y tambien lo que paresce al Presidente, el cual tiene razon en lo que dice que el Renart no sentirá el quitarle los olicios, pues él los queria dejar: yo he mirado mucho en ello, y lo que me paresce que conviene es que venga acá con ocasion y color que yo me quiero informar dél de cosas tocantes á mi servicio, y que no se podria escusar de no obedecer; pero no os envio la carta hasta que vos me escribais que os paresce tiempo á propósito para ello, y entonces se os enviará la carta y vos se la podréis dar á tiempo que no pueda escusarse con su falta de salud.

Hicistes bien en deteneros las cartas del subsidio por que no causase estorbo ó inconveniente para lo demas.

En lo del gobierno de Lila no haré cosa ninguna hasta que me aviseis que conviene por cierto, y entonces me enviaréis nombradas personas. Entretanto mirad si el teniente que alli sirve es el que conviene para el bien de la religion, porque va mucho en ello.

Cuanto al edicto del vino, y lo que vino á negociar el inglés de parte de la Reina; en la carta en francés os respondo como veréis. En lo que toca al casamiento del Príncipe vuestro hijo, yo no me descuidaré, y agora en llegando á Madrid para donde me parto mañana, daré prisa como me lo escribis,y holgaré de entender lo que os haurá respondido el Duque vuestro marido.

(Archivo de Simancas—Estado—núm. 525)

 

(1) Instado Felipe II de los nobles flamencos a que separase del lado de su hermana al Cardenal Granvela, cedió al fin, aunque con sentimiento, y á esto alude lo que aqui se dice de la ida del Cardenal.

(2) Los nobles habian dejado de asistir al Consejo durante su oposicion al Cardenal Granvela; mas caido este volvieron á concurrir.

(3) Estas y otras palabras de la carta, que ponemos en bastardilla, son de mano de Felipe II.

(4) El estorbo que aqui dice, era el Cardenal Granvela.

(5) Los nobles de Flandes en medio de la oposicion que manifestaban al gobierno español de los Paises Bajos, imaginaron mudar la antigua librea de sus casas: suceso muy insignificante en si mismo, pero de que se hizo mucho ruido como arma de partido.

(6) Proveed

Batalla de Trafalgar - Autor: Frederick Merck
Retrato de Margarita de Parma por Antonio Moro.
Fuentes

Colección de Documentos  Inéditos para la Historia de España

D. Martin Fernández Navarrete, D. Miguel Salva, D. Pedro Sainz de Baranda,

Individuos de la Academia de la Historia.

Tomo IV.

Madrid: Imprenta de la Viuda de Calero, 1844.

 

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