jueves, 29 de junio de 1581
Entrada de su Majestad en Lisboa.
En veynte y nueve de junio, día de San Pedro, embarcó su Magestad en Almada, haciéndole salva las galeras y todos los demás navíos que estavan en la otra orilla dos millas de travessía, donde desembarcó en la ribera de Lisboa junto a la ciudad, y allí todas las naves luego hizieron otra gran salva,y repondíales el Castillo de Lisboa con muchas pieças, y también disparava toda la infantería que en él havía, estando por lo alto tendidas todas las banderas que tenían. Y a este tiempo don Francés de Álaba, general de la artillería, la tenía junto a la marina disparando con todas pieças, y esto duró gran rato, de tal manera que si como era en regozijo fuera guerra, pareciera que se assolava la ciudad.
Y allí junto tenían los mercaderes de Flandes y Alemaña un sumptuoso arco en que havía muchas historias y versos, y en lo más alto la figura de su Magestad de bulto, armado con una espada en la mano, y a su lado derecho estava una figura de cavallero de bulto con el mundo en las manos, entregándole a su Magestad. Y al otro lado le estava entregando la mar el Dios Neptuno con mucha música de bozes, y a la entrada d’este arco salió la cámara de Lisboa acompañada de toda la nobleza que allí se avía juntado a recebir a su Magestad, donde le entregaron las llaves de la ciudad, y su Magestad con alegre rostro las recibió, y se las bolvió luego agradeciéndoselo, y allí le recibieron conpalio, donde llegaron todos a besarle la mano. Y don Antonio de Castro, señor de Cascaes, servíade nombrar los que llegavan. Y su Magestad los hablava mostrándoles mucho amor, de que todos quedaron muy regozijados.
Y desde aý llegó a las puertas de la ciudad, donde havía dos grandes arcos y en ellos muchas ybuenas invenciones, y ansí a trechos havía otros muchos arcos bien costosos con muchas figuras debulto y pintura, significando cosas muy notables, las quales passarán aquí en silencio por evitar prolixidad. Y como llegasse su Magestad a la Yglesia mayor le salió a recebir el arçobispo de Lisboa, bien acompañado de obispos y de otros muchos ecclesiásticos, vestido de pontifical con una cruz de oro en las manos en que havía grandes reliquias, a la qual su Magestad se humilló, y entró en la yglesia donde hizo oración.
Y fue de allí a palacio por la rua Nova, en la qual havía gran regozijo con muchas invenciones, cánticos y danças, y lo mismo havía por las demás calles y plaças por donde su Magestad passava, las quales todas estavan ricamente entoldadas. Y en estas cosas se detuvo hasta las siete de la tarde en llegar a palacio, y allí estuvo bien regozijado con todos los señores y cavalleros portugueses que havían acompañado su real persona.
Y estuvo en aquella ciudad entendiendo en la gobernación del reyno donde hizo merced y digna satisfación a costa de su real patrimonio a todos los portugueses de los daños que durante la guerra y después d’ella se les havían recrecido, y honrándolos con officios,hábitos y encomiendas, hasta que bolvió a Castilla en fin de março de ochenta y tres, haviéndo primero hecho jurar en Lisboa, en primero de hebrero[sic] de aquel año, por Príncipe y universal heredero de aquel reyno a su único hijo varón, el Príncipe don Phelipe señor nuestro, que a la sazón era de edad de cinco años, el qual succedió por muerte del Príncipe don Diego.
Y si algunas cosas más de las en este volumen referidas han succedido, o succedieren en el reyno de Portugal y sus señoríos, el auctor se offrece a escrivirlas por segunda parte d’este libro.
Fuentes
Antonio de Escobar, "Verdadera recopilación de la felicíssima jornada que la Cathólica Magestad del rey don Felippe nuestro señor hizo en la conquista del reyno de Portugal", impresa en Valencia, en casa de la viuda de Pedro de Huete, en 1586.
ed. de Amparo Alpañés
Anexos de la Revista Lemir (2004).