miércoles, 6 de junio de 1576

Edad:
49 años

Carta a Felipe II de los Oficiales de Filipinas.

Carta a Felipe II de los Oficiales de Filipinas, Guido de Lavezaris, Andrés Cauchela, Andrés de Mirandaola y Salvador de Aldave, dándole cuenta de la venida de Limahón, viaje a China de los agustinos Martín de Rada y Jerónimo Marín, de las minas de oro, y cuentas que les ha tomado el Gobernador Dr. Francisco de Sande.

C. R. M. El doctor Francisco de Sande, persona en quien V. M. fue seruido de probeher el cargo de gouernador y capitán general destas partes, llegó acá en 27 de agosto passado del año de 1575; toda la tierra a resçibido gran contento y alegría con su benida; en breue haremos relaçión a V. M. del estado de las cossas desta tierra.

El día de sant andrés del año de 1574 asaltó este campo de V. M. vn cosario de tierra de china, llamado Limahón, con sesenta e tantos nabíos; matáronnos al maese de campo, Martín de Goyti, y más de veinte soldados, y se rretiraron a sus nabíos, y en ellos se fueron al rrío de Pangasinán, cinquenta leguas desta ciudad, y allí se fortalesçieron y aloxaron, donde fué Juan de Salzedo, que subcedió en el cargo de maese de campo, y le quemó toda el armada y le sitió en tierra; a cabo de seis meses se salió huiendo en vnos barcos que hizo dentro de su fuerte; dexó toda la tierra arruinada y abrasada, y a los que en ella estáuamos escandalizados y espantados de vn caso tan estraño y sin ymaxinar.

Estando sitiado Limahón vino a saber dél vn capitán del rey de china por mandado de vn gouernador, y queriendo boluer con la nueba de cómo estaba cercado, fueron con él dos religiosos, frai Martín de Arrada e frai Gerónimo Marín, e dos hidalgos, Pedro Sarmiento e Miguel de Luarca; hiziéronles allá mucha cortezía e buen tratamiento, tornáronlos a embiar diziendo que boluiesen otro año; quentan grandes cosas de la grandeza de aquel reyno e de su biuienda, como allá se entenderá más largo por la relaçión que se embía a V. M. desto y de lo de Limahón, a cuya causa no nos alargamos en ésta.

El nabío Espíritu santo, donde benía, a lo que se á entendido por vnas cartas que se hallaron, el padre frai Diego de Herrera, se perdió en la ysla de Catanduán, ques cerca desta, con vn huracán que le dio el mes de abril pasado, a veinte e cinco dél, sin que escapase hombre biuiente; ános puesto esta nueba en mui gran trauajo y afliçión, y la auemos sentido en el grado ques razón; dios nuestro señor se apiade de nosotros y nos tenga de su mano y guarde a V. M. muchos años para que nos ampare e defienda.

El gouernador enbió a descubrir las minas de Yloco; fué a ellas el sargento mayor Juan de Morón; están veinte leguas la tierra adentro, cámino áspero; halló poca gente, dizen alará hasta dos mil hombres; halló minas hondas de veinte y treinta hasta cinquenta estados (?); truxo metales, al pareçer, ricos; no se á fecho ynspiriencia dellos; a méxico se enbían para que se entiendan lo que son.

En las quentas que por el doctor Francisco de Sande, gouernador de V. M., nos an sido tomadas, avemos sido vexados e molestados lo más cruelmente que hasta oy se á uisto, sin ser oydos ni querer passarmos en data cossa ninguna de las que se an gastado en el seruicio de V. M. y sustentaçión del campo, constando claro por recaudos e libranças de los gouernadores pasados en lo que se á gastado y consumido, que es vna fortaleza que se hizo, y en comprar canela para embiar a su magestad y arroz y bastimentos para la sustentaçión del campo, en comprar fierro de china y loça para el rescate de la canela, tablas, madera, xarçia, brea, azeite de cocos, carbón, nabíos desta tierra, lo que se á pagado a yndios bogadores e a yndios herreros y carpinteros, y a las personas que se an ocupado en la cobrança de los tributos de su magestad, que monta todo lo que se á gastado en esto catorze mill pesos, y en otras libranças e cosas extrahordinarias más de otros seis mill pesos, y ninguna cosa destas nos á querido passar en quenta, constándole que todo esto en los mesmos géneros se va oy en día gastando en más cantidad y de la misma manera.

Y de todo lo que se á dado de la hazienda e rescates de V. M., y de la ropa del socorro que truxo el capitán Juan de la Ysla, que con acuerdo del gouernador, Miguel lópez, y de los capitanes y ofisçiales del campo se dio e repartió entre los soldados, y lo demás se dió con libranças e mandamientos de los gouernadores, asimismo nos á fecho cargo dello, y aún de lo que del dicho socorro se va cobrando de los que mueren, sin querernos oyr e sin remedio alguno, por solo vn tiento que á fecho nos á executado, presso y enbargado y secrestado [secuestrado] los libros, sin resçibir ni admitir descargo ni cossa que sea en nuestro fauor, aviéndose todo ello consumido e gastado en seruicio de su magestad y en la sustentaçión e remedio del campo con mandamientos e libranças de los gouernadores, sin tener atençión a los trauaxos e miserias que auemos passado, y al cuydado e diligençia que auemos tenido en seruir a V. M.; es cossa que consume la uida con gran sentimiento y afliçión, que en tiempo que se esperaba premio de los trauaxos passados, nos vemos corridos, pobres y adeudados y desfaboresçidos, que avn vna poca cantidad e miseria, que para sustentarnos a quenta de nuestros salarios avemos resçibido, no la á querido tan poco passar en quenta, sino remitirlo a V. M., siendo negoçio tan llano que oy en día se nos deue a todos los ofisçiales más de quarenta mil pesos de nuestros salarios corridos, de los quales no nos avemos pagado por acudir a las cossas del remedio y sustentaçión del campo, como fieles criados e vasallos de V. M., que si no ubiéramos mirado más de a nuestro ynteresse, no obiera faltado de qué nos poder pagar.

Y agora vltimamente nos á quitado vnos pueblos yndios, que nos auía encomendado el gouernador passado al fator e contador para seruicio de nuestras casas, que serían quatrocientos yndios a cada vno, siendo de los primeros, y auiendo seruido a V. M. en la conquista e passificaçión destas yslas, con los trausjos e con la fidelidad y diligençia que es notorio; soldados ay en el campo, que vinieron después de nosotros, que tienen a dos mil e tres mil pesos de renta de encomienda de yndios, y nosotros por seruir estos offiçios nos vemos pobres, sin yndios ni sin salario, pues hasta el día de oy no auemos cobrado sino vna miseria para sustentarnos, y se nos deue mucho dinero, como avemos dicho; suplicamos a V. M. lo mande remediar e hazernos merced, y que se nos pague todo lo corrido de nuestros salarios y lo que adelante corriere, sin que en ello se nos pueda poner ympedimiento alguno, siendo V. M. seruido de que vsemos los ofiçios, y si no que se nos dé premio de nuestros seruicios y que gozemos de la merced que los demás; suplicamos humillmente a V. M. mande probeher en el casso lo que sea justizia.

Todos los papeles tocantes a la haxienda real de nuestro tiempo enbiamos a V. M. al real consejo de yndias, para que allá se vean, por donde se entenderá la horden que se á tenido en seruir a V. M.

 Saluador de Aldaue á casi tres años que sirue a V. M. el cargo de thesorero por nombramiento de Guido de Lauezaris, sin que hasta oy se le aya dado salario ni entretenimiento alguno, y el premio que agora se le á dado es quitarle mill yndios que le auían dado e tenía como los demás soldados de su tiempo; por aquí entenderá V. M. que avn no sólo no apeteçen los hombres seruir estos offiçios, pero avn los aborreçen.

Bien entendemos que la real voluntad de V. M. es de que se nos haga merced y seamos honrados, pero como está V. M. lexos, los que gobiernan vsan con el poder que tienen de lo que a ellos les combiene, y no se les da nada que sea todo lo que hizieren en nuestro perjuzio.

 Dos religiosos que este año boluian a la china, los capitanes chinos que los llebauan, como gente ynfiel e bárbara, se arrepintieron y los dexaron en la costa de Yloco, desta propia ysla, que fue el menor daño que les pudieron hazer, donde les halló el sargento mayor, Juan de Morón, que benía de descubrir las minas y los truxo a esta cibdad. Crehemos que nos an de procurar hazer el daño que pudieren, porque lo yban así publicando, y asi estamos debaxo del amparo de dios nuestro señor y de V. M., cuya C. R. M. guarde nuestro señor y en grandes reynos e señoríos acresçiente.

De Manila 6 de Junio de 1576 años. C. R. M. De V. C. R. M. fieles criados y basallos que humillmente los reales pies de V. M. besan y en su amparo se encomiendan. Guido de Lauezariis. Andrés Cavichela. Andrés de Mirandaola.Salvador Aldave [con las propias rúbricas].

 

Fuentes

Autor: Varios

Título: Carta a Felipe II de los Oficiales de Filipinas, Guido de Lavezaris, Andrés Cauchela, Andrés de Mirandaola y Salvador de Aldave, dándole cuenta de la venida de Limahón, viaje a China de los agustinos Martín de Rada y Jerónimo Marín, de las minas de oro, y cuentas que les ha tomado el Gobernador Dr. Francisco de Sande.

Lugar y fecha: Manila, 1576

Localización: AGI, Aud. de Filipinas. 29; 3 hs. fol. ; original.

Extensión del documento digitalizado: 1.590 palabras / 8.588 caracteres

Localización y transcripción: Dolors Folch Fornesa / Carles Brasó

 

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