Felipe II al secretario Andrés de Alva. De cómo ha de proceder en el desempeño de su comisión.

El servicio que vos, Andrés de Alva, me vais a rendir es como sigue.

Al recibir el despacho que he ordenado se os dé, debéis salir en posta de diligencia para la ciudad de La Coruña y hacer el viaje con toda la prisa posible.

Luego después de vuestra llegada, habréis de entregar mi carta de credencial que es a vuestro favor y que lleváis con vos al duque de Medina Sidonia. En virtud de esta carta le diréis que, como él sabe, el fin por el cual la armada se mandó aprestar es de importancia, puesto que concierne tan de cerca al servicio de Dios Nuestro Señor, al aumento de nuestra Santa Fe y al bienestar y quietud de estos reinos; que yo estoy deliberando constantemente sobre qué provisiones serán apropiadas para obtener el resultado deseado del trabajo y coste excesivo con los que se ha organizado esta armada.

Y viendo que uno de los principales requisitos para este fin es que salga bien abastecida de vituallas, y que se deben tomar disposiciones para continuar enviándoselas, y como yo deseo que nada quede por hacer que pueda ser de provecho para tal fin, he decidido confiar a vos esta materia y enviaros allí,  para que vos podáis averiguar e inspeccionar la cantidad y calidad de las vituallas que están actualmente embarcadas en dicha armada, porque una vez que esto se conozca, se verá qué más provisiones se necesitan para alimentar a la gente mientras esté en el puerto y para enviarles víveres después que la armada haya salido.

A este efecto, y para lo que pueda ser necesario para el rápido y eficiente despacho de la armada, que también os mando que procuréis, encargo al Duque os dé todo el favor, ayuda y asistencia que vos podáis necesitar, lo mismo con dineros que en cualquier otro modo conveniente. Habéis de decir al Duque que es muy importante para él emplear la mayor diligencia en llevar a cabo lo que recientemente he ordenado que se le escriba. Yo le ordeno hacer esto de forma que pueda seguir su viaje con toda la posible prontitud, pues el tiempo es tan corto que cada hora perdida puede ser de gran daño y desventaja para la expedición.

Debe, por tanto, usar de todo el cuidado y esfuerzo en este asunto, como yo confío que lo hará. Y a causa de todo lo que tendrá que ser ejecutado en mareaje y en guerra, es importante para él tener cerca de su persona otros muy experimentados y diestros, tanto en el arte de navegar como en el de la guerra; debe ordenar a aquellos que vos, actuando de mi parte señaléis, ir en su galeón, junto con aquellos que a él parecieren más útiles y que menos en falta sean echados en los navíos donde ahora sirven.

Vos habéis de comunicar al Marqués esto, de manera que pueda mantenerse informado y por su parte pueda ayudar y asistiros en todo lo que por razón de su oficio sea conveniente para mi servicio. Vos habéis de entregarle la carta de credenciales a vuestro favor, que está dirigida a él y que lleváis con vos.

Cuando esto se haya hecho, vos habéis de hacer una cabal inspección de todos los galeones y demás barcos de la dicha armada, para ver su situación respecto a todas las necesidades, en especial vituallas. Habéis de enviarme un informe detallado de esto, y de acuerdo con vuestras averiguaciones, veréis qué providencias conviene tomar para los días que la armada pueda estar en puerto (cuando es de suponer que la gente comerá víveres adquiridos en la ciudad y no las provisiones de a bordo), y para cargar y enviarlas una vez salgan a la mar.

Debéis dedicar a este negocio todo el cuidado y atención que su importancia requiere, ya que vos sabéis muy bien cómo hacerlo, y yo lo fío de vos; y porque ello os es tan conocido y porque yo estoy satisfecho de vuestro celo, larga práctica y experiencia, no se os dan instrucciones detalladas en este caso sobre lo que habéis de hacer, pues yo remito esto a vuestra prudencia y discreción, por lo que espero ser tan bien servido en esta ocasión como lo he sido otras veces.

Y para que podáis mejor poner encaminada esta deseada empresa, he ordenado os entreguen veinte mil ducados en dinero. Todos los demás oficiales y personas cuyo deber es o pueda ser procurar vituallas en estos reinos y Portugal, tanto en la costa como isla, han de obedecer y llevar a cabo lo que vos en mi nombre podáis escribir u ordenar, como veréis por la comisión que he mandado se os dé.

Vos usaréis este dinero como os parezca más necesario a mi servicio. Mando a la persona que pueda estar a cargo de los dichos veinte mil ducados, haga frente y pague vuestras libranzas, de las cuales, con el dinero, los embargos que puedan originarse y la copia de este contrato, deberán hacer recibo y recaudo contra lo que sea pagado, sin más requisitos.

Vos estaréis en La Coruña todo el tiempo que la armada permanezca allí y por todo el tiempo después que haga falta, para allegar y despachar las citadas provisiones, a menos que os parezca conveniente y a propósito trasladaros a otro puerto. Este asunto se deja a vuestra discreción.

Habéis de informar diariamente de todo lo que se ha hecho, de lo que se os ocurra y juzguéis ser apropiado para mi servicio. Desde aquí seréis mantenido, informado e instruido sobre lo que tenéis que hacer.

Hecha en San Lorenzo, a 9 de julio 1588.

Yo el Rey.

Por orden del Rey nuestro señor, Andrés de Prada.