domingo, 7 de agosto de 1580

Edad:
53 años

Cómo salió a correr la tierra Sancho de Ávila, y mataron el cavallo a don Sancho de Luna.

En siete de agosto salió del real a correr la tierra Sancho de Ávila y el Conde de Cifuentes, don Beltrán de Castro, don Bernaldino de Velasco, don García de Mendoça, don Sancho de Luna, don Fernando de Toledo, don Luys de Guzmán y don Pedro de la Gasca con sesenta ginetes, mil arcabuceros. Y como huviessen reconocido cavallería portuguesa en cantidad de trezientos, se fueron marchando para ellos, y don Sancho de Luna y otros cavalleros salieron por un lado, con orden de Sancho de Ávila para descubrir si havía más gente de los contrarios emboscada. Y vieron tres de a cavallo, los quales se fueron huyendo hazia unas caserías, que a un lado desde allí se parecían.

Y como llegaron a ellas entraron por un callejón angosto, que entre las caserías havía, detrás del qual estavan escondidos tres piqueros portugueses que havían salido fuera de la orden de los suyos. Y como vieron yr a los nuestros, pensando remediarse procuraron encubrirse lo más que pudieron, y fue de manera que los nuestros por entonces no los vieron, y al passar por el callejón, como los tres piqueros se vieron sin remedio que no era possible dexar de morir, determináronse de vender sus vidas lo mejor que pudiessen, y como estavan encubiertos dexaron passar a los tres portugueses de cavallo que yvan huyendo y atravessaron las picas al passar de los nuestros, que los yvan siguiendo, y dieron por los pechos al cavallo de don Sancho de Luna, que le passó el golpe a lo hueco. Y el cavallo cayó luego en tierra, y don Sancho le batió tan recio las espuelas que se levantó, y anduvo un poco peleando, y como la herida era penetrante desangrava de manera que le faltó el aliento y cayó muerto, y don Sancho a pie, y los que con él se hallaron, mataron los seys portugueses porque no quisieron rindirse. Y los trezientos que al principio havían sido descubiertos huyeron, y los nuestros de a cavallo los fueron siguiendo un buen rato, y como vieron que ya yvan muy delanteros dexaron de seguirles el alcance, y haviendo cobrado sus arcabuceros se bolvieron al real.

Y aquel día mandó poner el Duque guarnición en el castillo de Cascaes al Capitán San Juan Verdugo, el qual quedó en él con duzientos arcabuceros del tercio de don Luys Henríquez.

Fuentes

Antonio de Escobar,

 "Verdadera recopilación de la felicíssima jornada que la Cathólica Magestad del rey don Felippe nuestro señor hizo en la conquista del reyno de Portugal", impresa en Valencia, en casa de la viuda de Pedro de Huete, en 1586.

ed. de Amparo Alpañés

Anexos de la Revista Lemir (2004)

 

 

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